El universo de Merril Garbus se llama Tune Yards

La primera y única vez que Merril Garbus y yo intercambiamos miradas, yo ya había reflexionado mucho sobre su música y su persona. Estaba absolutamente fascinada, y continúo, con su actividad artística, sus decisiones, su búsqueda y su activismo. Pero a ambas nos pilló a contratiempo y el intercambio de palabras no se pudo dar. En ese preciso instante Carlos y yo estábamos en la terraza del Bitterzoet haciendo tiempo antes del concierto. Nos habíamos empachado de Nikki Nack y Whokill. Íbamos en calidad de “muy fans” o un nivel más allá. Ella justo salía de la sala del brazo de Nate Brenner, bajista de Tune Yards, además de su mano derecha y pareja sentimental. Iban con mucha prisa, probablemente buscaban relajarse y comer algo antes del gran momento. Y en ese instante nuestro, ella pensaría, mira una fan que me ha reconocido. Y yo, con mi habitual despiste, me quedé preguntándome internamente ¿será ella o no será? Y así cruzamos las miradas y así me quedé yo pensando qué le hubiese dicho. 

Una hora después entrábamos por la puerta de la sala Bitterzoet en Ámsterdam. Tendríamos el privilegio de asistir a la puesta en escena de Tune Yards. En casa habíamos tenido muchas conversaciones en torno a este último disco. Que si no sonaba con la fuerza y pureza en bruto de Whokill, pero sin duda era su álbum más detallista, con más producción y arreglos. Que si las melodías en la primera escucha eran más duras y difíciles de asimilar que temas como Gangsta o Bizness. Pero, sin embargo, sus letras seguían siendo crudas y directas, lanzadas con el mismo grito desde las entrañas. Envueltas de ritmos étnicos, lejanos de sonidos norteamericanos, y plagadas de toques naif, porque solo los niños son capaces de mantenerse cuerdos en un mundo como este que nos envuelve. 

Descubrimos a los teloneros Sylvan Esso, que lo dieron todo con su synthpop bailable. El ambiente ya estaba creado. Buen rollo, músculos estirados y cuerpo en forma para llevarlo tan arriba como Garbus y su crew decidieran.

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Crisis que te pillan en bragas

Merril Garbus estuvo a punto de dejar la música. Ya había pegado el gran salto con Whokill, su segundo trabajo. Pero las crisis no entienden de famas, aunque lo tuyo no sea el mainstream. Y, después de la tormenta y de un viaje a Haití, llegó Nikki Nack. El arte siempre estuvo en su vida. No podía ser de otra manera teniendo unos padres hippies en continua experimentación. Su educación siempre había sido muy libre y crítica. Y, aunque en un momento renegara de dedicarse a la música y eligiera la interpretación y las marionetas, estaba escrito que tenía que expresarse mediante esta disciplina.

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Así que se especializó en ukelele y percusión. Criada en un país de doble moral, EE.UU, Merril solo podía cantar a esas tremendas contradicciones del sistema en el que vivimos, que normalmente suelen estar vetadas en la fórmula de bandas indies. “No hay agua en la fuente de agua”. “Vengo de la tierra de la vergüenza”. “Hey, vida, te estoy llamando por tu nombre, pero todo lo que escucho es eco”. Todo sin caer en el panfleto y experimentando siempre. Del lo-fi de Bird-Brains, su primer disco grabado con una grabadora casera, pasó al hi fi. Y después llegó a melodías totalmente alejadas de nuestros ritmos occidentales. No ha parado hasta experimentar y preguntar-se para llegar a su voz y su verdadera esencia en esto de la música. Aunque aún es muy joven, 35 años, y le queda mucho por descubrir. Por el momento ya ha vivido en Kenya, durante la universidad, y en Haití, antes de grabar Nikki Nack. Y esta influencia de ritmos africanos y caribeños se nota profundamente en todos sus movimientos.

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La pureza de Tune Yards sin filtros

Y así, curada de esta depresión de identidad; con más conocimientos de cómo no dejarse la garganta al cantar y de bailes y ritmos haitianos; y en conclusión más franca con ella misma y con sus seguidores, se presentó con su vestido de escamas verdes ante el público amsterdamer. Lo primero que nos sorprendió fue la formación de la banda. Para esta gira enriquece sus loops grabados de sonidos múltiples, voces, palmas y percusión, con un coro de dos fantásticas voces, Jo Lampert y Abigail Nessen Bengsom. Nate Brenner, con los sintetizadores, bajo y coros, es claramente la otra mitad de Tune Yards. Y Dani Markham es el complemento a la percusión de Garbus, a la batería y coros. ¡Increíble energía la que transmite toda la formación!

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Pensábamos que los platos estrella de la noche serían los singles más aclamados de Whokill. Y nada más lejos de esta realidad. Los asistentes nos entregamos al máximo con cada uno de los temas que tocaron, fuesen del disco que fuesen. La actuación estuvo llena de pura organicidad  y generosidad, que nos envolvió a cada una de las que estábamos allí.

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Merril Garbus, referencia musical y personal

Lo que más me gusta de Merril no es que huya del hype, lo odia. Ni que después de conseguir un éxito mundial casi decidiera dejar la música por no poder responderse a sus preguntas. Ni que busque en otras culturas para comunicar y expresar. Ni que rehuya de todo estereotipo para mostrarse frente al público y a veces roce el transgénero. Ni que estuviera implicada en el movimiento Occupy Wall Street. Ni que verbalice todo esto en los medios. Ni que se deje un bigote maravilloso y huya de convencionalismos femeninos extremos y luego use las pinturas de fantasía más increíbles y hable con marionetas. No cabe en un molde y eso es perfecto. Lo que más me gusta de Merril Garbus es todo eso y que con cada paso que da se empeña en vivir plenamente y se pregunta y se frena y se intenta responder y, aunque tenga miedo, continúa. A pesar de que ello lleve implícitas todas sus inseguridades, que pone en el escaparate adrede para tenerlas en frente y así poder superarlas. Y así somos todos y todas, ¿no? Habitantes de este planeta frágiles y asustados, pero con toda nuestra energía puesta para que nuestro corto camino por esta vida sea lo mejor y más intenso posible y al mismo tiempo podamos sacar nuestra máxima esencia a nuestro paso.

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Y aquí recuerdo unos versos de Fernando Pessoa que el otro día una amiga posteó. «Llega un tiempo en que es preciso abandonar las ropas usadas, que ya tienen la forma de nuestro cuerpo, y olvidar nuestros caminos, que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el tiempo de la travesía: y, si no osamos hacerla, nos habremos quedado, para siempre, al margen de nosotros mismos.»

No os quedéis al margen de vosotras mismas! ¡Vivid, cantad y bailad como lo hace Merril Garbus!

Artículo publicado en la desaparecida publicación Generación Málaga en julio de 2014 dentro de la sección sobre cultura y feminismo El cambio tiene nombre de mujer escrito por Laura Rueda.

Puedes descargar el PDF con la maquetación de este artículo en Generación Málaga aquí.

Todas Fridas

¡Hola a todas y a todos! ¡Cuánto tiempo sin aparecer por aquí! Me acuerdo de este rinconcito casi todos los días, pero el desenfreno diario ha hecho imposible que me asome durante muchos meses a mi ventana de cosas que más me gustan del mundo mundial, La Sociedad Rueda. Sin embargo, esta situación no podía seguir hasta el infinito, que una tiene mucho que expresar.

El post de hoy está dedicado a todas las Fridas valientes de la vida, a todas esas mujeres únicas que, a pesar de la dificultad, se empeñan en encontrarse y organizarse en manada para sacar la alegría y la energía necesaria con la que enfrentar y transformar a esta vida. Y también está dedicado al mi amiga Sandra Lara y todas las Fridas amigas de Málaga que se unieron en un proyecto para reunir fondos para La Casa Invisible, un pulmón cultural y de lucha que, a pesar de llevar abierto desde 2007 dando aire a la ciudad, ha pasado por momentos difíciles para asegurar su persistencia.

Cómo ser Frida es un proyecto tan especial, que es muy difícil ponerle presentación o palabras que lo expresen. Pero salta a la vista que es un proyecto G R A N D E y también lleno de C O L O R, F U E R Z A, M A G I A, C R E A T I V I D A D, C O L E C T I V I D A D, C O M P L I C I D A D… Y hay mucho más, hay hermandad, manada, música, arte, entrañas, poder, amor y vísceras, de esas que te guían y que hacen que todo merezca la pena, sin pensar, solo saltar y sentir. Cómo ser Frida es TODO lo AUTÉNTICO Y MARAVILLOSO que puede surgir cuando un grupo de MUJERES ARTISTAS se une para crear sin filtros, a corazón abierto, en un lugar tan único como La Invisible. Todo capitaneado por la gran Sandra Lara. Sandra Lara Photography con mujeres, amigas y hermanas a las que admiro y respeto. A continuación podéis leer un texto que escribí en la distancia pensando en ellas, Todas Fridas, acompañado de algunas de las fotografías que componen este maravillos proyecto Cómo ser Frida

TODAS FRIDAS

Con lo bonita que eres vida, ¿qué me pasa contigo?

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He oído que ahí afuera hay gaviotas, golondrinas, garzas y hasta flamencos que traspasan los pensamientos de las cornisas.

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Sueño con planear selvas, ciudades, mares y planicies,

muy lentamente, sin guía, todo el día y toda la noche,

hasta acabar exhausta de imágenes que pueda guardar muy hondo y pintar luego.

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Pero en lugar de nubes, en mis lienzos hay asfaltos y cuerpos que no supieron mantenerse elevados y se han esparcido por todo el empedrado. Aún puedo oír sus corazones palpitantes, deseosos de encontrar un hilo de ti, vida, de ti, como peces sacados a la fuerza del mar buscando aliento.

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Con la belleza que borbotoneas , vida, ¿qué te ha pasado conmigo?

Hermosa te imagino cuando mis cadenas me dejan asomarme a la ventana.

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Me han dicho que traes flores, melodías, pálpitos hondos, alientos dulces, salvajes fragancias y profundos revuelcos, de esos que te hacen lanzarte al vacío y sentir de verdad, con las entrañas.

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Sin embargo, en mis textos hay anhelos, suspiros, clavos, lágrimas, ahogos, zancadillas, impotencia, rabia e ira hacia aquellos que se presentan como dioses y gobernantes y me cortan las alas para vivir libremente y como me salga de la real gana.

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Te vuelvo a cantar de qué me sirve que me des un poco de alegría, si luego siempre me traes un gran dolor y en tus muros aguarda a menudo la injusticia.

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Sinsentidos que me gobiernan hoy desde el ayer y hasta el mañana.

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Irme lejos para echarte de menos.

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Soltarme de mí cordura para pasarme la existencia buscándome.

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Cuestionarme tanto que ando tan desdibujada que no me reconozco. Y todo, para estar algún día en paz contigo, vida. Conmigo.

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Pero pese a todo, tengo en las arterias raíces que lejos de anclarme me alientan a volar.

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No huyo, solo estoy respondiendo a todas esas preguntas que me hice alguna vez.

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No me hice más chiquita, solo me escudriñé tanto, que no quedaron corsés, ni armaduras, ni coronas de plumas, ni montañas de flores, solas tú y yo al compás de una ranchera.

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Me canso de llorar y no amanecer. Sigo obediente en movimiento y no acaba este camino.

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Me solté voluntariamente de aquellos que se negaban a sentirte sin filtros ni guión.

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Me hallé sola, pero me contaron que había más hermanas, cómplices, compañeras, manada con las que poder mirar más allá del cristal.

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Las busco, nos encontramos, nos reconocemos y nos guiñamos.

 

NOS GUIÑAMOS

Nos respetamos, nos admiramos, nos alentamos y, también, nos mimamos, nos lamemos las heridas, bailamos a contracorriente y buscamos esa grieta por la que respirar y sentir la luz, esa que por fin reine en un mundo justo para nosotras. Porque nos cansamos de llorar y que no amaneciera. Todas distintas, todas valiosas, únicas, poderosas y autónomas. Todas Fridas.

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Dramas, dramas, dramas

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Dramas, dramas, dramas.

Everywhere, por todas partes, siempre y forever.

Dramas antes y después del café, durante el té y tras la sal de frutas.

Yo solo te preguntaba rápido un detallito porque tenía prisa, pero tú

prefieres bailarme una sardana, comerte una manzana y llamarme marrana.

Todo a la vez. Horas y horas y ni me has respondido a lo que quería saber.

 

Dramas, dramas, dramas.

El rabillo del ojo, esa ceja levantada, el cejo fruncido y la boca retorcida de dolor.

No tengo constancia de lo que estoy a punto de sentenciar para el resto de mis días, pero

lo he visto en tus ojos o lo he intuido en tu tono de voz. Es lo mismo y es igual.

 

Dramas, dramas, dramas

Tantos y tantos y cientos y cientos que he perdido el hilo, por dónde iba…

Se requiere la mueca, el amargor, el gesto, la mirada, el desazón y la justa tragedia.

No, no, no

No me hagas dramas desproporcionados.

Quédate ahí, contente. El equilibrio es la estrella en una interpretación magistral.

Es nuestra afición favorita. Local, autonómica y nacional.

Nos encanta convertirlos en gigantes.

Los cotidianos, los de andar por casa, los del vecindario.

Porque sé que detrás hay una historia… y es muy gorda ¡y muy grande!

El drama nos envuelve y el sol sale y se pone.

Y el día se acaba y no he podido cumplir mis objetivos, pero tengo más días

de dramas y dramas y dramas y más dramas

Porque la vida es drama y los dramas, dramas son.

 

Derecho de nacimiento

Querido Íker

Quedan muy poquitos días para que revoluciones a toda la familia con tu presencia. ¡Los bebés sois tan rositas, tan blanditos y oléis tan bien! Sois cukys, lindos, hermosos y hacéis que a los adultos se nos ponga cara de bobos. Por eso, te voy avisando desde ya, no te extrañes cuando todos queramos achucharte, llenarte de besos y, poniendo una voz muy rara, así como de pito, te digamos cosas como: te voy a comer con patatas o, si nos da el arrebato, añadamos, te voy a comer con patatas y tomate y… y… y crudito te voy a comer! Bueno, en Almería lo decimos todo con ico. Crudico, bonico, muchachico… Pero tranquilo, que nadie te va a comer de verdad. Son las cosas que nos sale decir a los adultos cuando tenemos en frente a semejante milagro de la naturaleza. Nos sale dar amor diciendo esas cosas, pero en realidad estamos pensando, qué bien que hayas llegado, qué bonito eres, y siendo tan pequeño, cómo has traído tanta fuerza y energía al mundo!  Y nos quedamos embelesados durante horas mirandoos la naricilla y las rajillas que tenéis por ojos y nos acercamos a oleros y os cogemos con miedo porque sois unos seres tremendamente sofisticados y nos da mucho respeto teneros entre nuestros brazos. Seguramente, ya lo estoy viendo, las yayas te digan que tienes unas roscas en los brazos y en las piernas pa comérselas y te las pellizquen mucho (ves? Otra vez adultos queriéndose comer a bebés. ¡Yo no sé qué tenéis!).

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Así de increíblemente azul y bonito es el cielo en Almería. Esta foto es de la prima Meli

 

Ya irás descubriendo tú mismo todas las cosas que tiene este mundo tan grande y que tanto te necesita. Tú ahora no lo sabes, porque cuando llegues solo querrás chupar teta, dormir, llorar, reírte, chupar teta y así sucesivamente. Pero el mundo necesita sueños, amor, risas, ilusión, libertad, luz, respeto, alma, corazón, dignidad, esperanza y muuuuuuuuuchas más cosas… que ahora están poco presentes. Y tú traes todo eso, Íker. No quiero que te sientas responsable. Ahora mismo millones personas están trabajando para que cuando crezcas un poco el mundo sea más habitable, más tuyo, más de todos y de todas. Los primeros tu papá y tu mamá, que son bellísimas personas, luchadoras y bonitas por fuera y por dentro. Pasan cosas increíbles ahí afuera, algunas muy feas, esas no te las cuento por ahora, pero la mayoría de ellas, no te olvides nunca, son maravillosas. ¿Y a que no adivinas? Son para nosotros y para nosotras, nos corresponde cuidarlas, mimarlas, respetarlas y vivirlas. 🙂

Los Rueda
Aquí estamos tu padre, tu tía Miriam y yo.

Tu papá, tu tía Miriam y yo tuvimos mucha suerte. Nacimos rodeados de animales y plantas, los del huerto de la yaya Leonor y el yayo Pablo. Crecimos jugando en la cueva de la yaya Antonia y el yayo Juan. Dándonos baños en la pila, comiendo mucha sandía durante los veranos. Nuestra misión era jugar a todas horas en la calle, llenarnos de arena, ya te enseñaré una foto mía en la que incluso me la estoy comiendo y ser muy felices. ¡No sabes la de momentos que te esperan, sobrino! Y no sabes las ganas locas que tenemos de verte. Vas a crecer en una familia muy bella. Tu papá y tu mamá están ya locos por conocerte. Y, otro secretillo, sé que van a intentar ser los mejores para ti, apoyarte en todas las decisiones de tu vida y quererte con todas sus fuerzas.

Tu tía Laura, o sea yo, es la más ñoña de la familia. Por eso hoy me he acordado de ti al leer una carta que una madre y un padre le dedican a su bebé, que como tú, aun no ha nacido, pero está a puntito. Esa carta va acompañada de una canción que ahora te voy a poner también y que se llama como esta carta que te estoy escribiendo, Derecho de nacimiento. Porque muchos y muchas dirán que eres un número o una estadística, que eres poca cosa, pero no es así, sobrino, eres grande y puro y tienes todo el derecho del mundo a ser feliz. Te voy a explicar un poquito de cada una de las dos.

La canción habla del derecho de existir y sobrevivir; de perseguir la felicidad; de respetar a este mundo, a sus habitantes, a su naturaleza y sus animales; de vivir y dejar vivir también; de nuestro derecho desde el nacimiento a movernos libremente y a tener libertad de pensamiento; de poder exigir lo que es nuestro sin que otros más poderosos nos quiten lo que hemos conseguido luchando durante siglos; de despertar a aquellos que están dormidos y pasan por la vida sin querer mirar; de perseguir la felicidad, que es un derecho de nacimiento. Mira qué bonita es:

Y la carta se la dejo a tus papás para que te la lean y añadan más cosas que ellos desean para ti. Hay muchos puntos muy bonitos, pero te rescato algunos para que no te los olvides NUNCA:

1. Si te dicen que eres demasiado mayor para soñar, ni caso, túmbate al sol y pinta en las nubes animales imaginarios. Hijo, no dejes nunca de soñar despierto,  quizá se te pegue uno al corazón y haga de tu vida un lugar bello y habitable. Tienes derecho a soñar.

3. Si te dicen que ya no tienes edad para chuparte los dedos comiendo helados, contesta que has sembrado un niño que vive dentro de ti para siempre. Tienes derecho a saborear la vida.

4. Si te hacen creer que no puedes hacer algo porque no sabes, diles que lo importante no es saber, es SER, y si no que le pregunten a Leonard Cohen. Tienes derecho a hacer tus sueños realidad.

7. Si te dicen que no haces bien algo…, diles que el tiempo es quien juzgará si lo haces bien o no…, que él es  tu mejor  confidente. Tienes derecho a tomarte tu tiempo.

8. Si te dicen que hay cosas muy difíciles de hacer, es porque se deben hacer jugando en vez de trabajando. Ya lo cantaba Mary Poppins. Tienes derecho a jugar toda tu vida.

15. Si te dicen que no te sabes vender, diles que no eres una mercancía. Tienes derecho de tener un alma.

 

Carta completa

Te deseo que seas siempre tú mismo en esta vida. Que saques el tiempo para desarrollar esas alas invisibles para volar. Que no te deprimas ante las adversidades y aprendas de ellas. Que confíes en ti. Mucho, mucho, mucho. Que te sientas orgulloso de tu familia. Que te dejes querer mucho y quieras infinito también. Que imagines un mundo mejor siempre y vayas a por él. Te deseo que no te rindas y que sobre todo y ante todo, no te olvides de ese derecho de nacimiento. Te pertenece desde ahora y para siempre. ¡Bienvenido, Íker!

Escribo para no explotar. Microrrelatos. 2

Estaban tramando algo de manera silenciosa. No tenían un plan trazado sobre papel, pero en su segunda cita fueron juntos a ver la última película de Wes Anderson. Se identificaron tanto con los niños protagonistas que decidieron escapar del mundo. Aun intentan traspasar la frontera, pero al menos están juntos…

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Fotograma de la película Moonrise Kingdom de Wes Anderson.

Mi vecino ha gastado las canciones que más me gustan y también las que menos pensaba que iba a odiar a rasgazo de guitarra y chillido de crooner latino nacido en Holanda… limpios. Como si no hubiese un mañana, como si acabara de descubrir a Silvio Rodríguez y a Pablo Milanés… Pero es majo… Pero es majo… Muy majo… Y amenazar a vecinos en idioma ajeno con objetos punzantes no está bien…

Y en esta locura de mundo, la gente encuentra a gente única muy de vez en cuando. Gente con la que hacen clic, clac o cluc. Si ese día tienen la suerte de darse cuenta de esta peculiaridad, los cuidan mucho, mucho, hasta sacarles brillo e intentan no romperlos, como con un jarrón. Si no es así, porque estaban de resaca o en «un momento complicado de su vida», se pasan media vida buscándolos, poniendo anuncios en forma de estado de Facebook y Twitter y comprando objetos de ver mejor tipo prismáticos, lupas o gafas de intuir el camino hacia Macondo.

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Imagen encontrada en Pinterest sin firma de autor.

La exclusividad sale muy cara. Puedes leer esta frase del derecho o del revés, pero siempre es cierta. Bien por querer tenerla y tener que pagarla. Bien por dejarte tu tiempo entero y esmero en algo que al final del mes no te da de comer.

Los dramáticos odian a los histriónicos y éstos a los egocéntricos y éstos a los centros de atención y éstos a su vez a los reyes y reinas de la fiesta y éstos a su misma vez a los triunfadores de la vida. Todos y todas quieren ser los protagonistas de la película.

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Un vaso de vino verde y unas flores con todos los colores del otoño son suficientes para conseguir la mejor noche de las dos personas más felices del mundo. Lo tienen todo en 45m2 y lo que no cabe ahí recorre cada milímetro de sus geografías: pálpitos, sangre, suspiros, sonrisas, guiños, sudor, sueños y la seguridad que da valorar cada segundo con sus pequeñas peculiaridades.

Escribo para no explotar. Microrrelatos. 1

Escribo para no explotar

Siempre quise convencerme de que lo mío era el pop, pero soy puro rock. No hay género con el que me auto-defina más. Igual punk y hardcore, distorsión de guitarras y voces rasgadas… Pero el nombre de la criatura será rock. Y punto.

Atardece y un chico corre en bicicleta a casa de la chica que le gusta. Lleva una botella de vino a la que le falta el vaso que se había bebido solo en casa al pensar que ella ya no le escribiría. Pedalea muy rápido, con una sola mano en el manillar.

Atardecer
Utrecht. Mi barrio. Lombok

No me caes bien. No tenemos nada que ver y quizá en otra situación nunca habríamos hablado. Sé que yo tampoco te caigo bien a ti. No pasa nada. Hagamos mutis por el foro. Borrémonos de Facebook. Sigamos con nuestras vidas.

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Fotografía de Carlos van Gestel. Haz de aviones visto desde un tren a Ámsterdam

La vida se rige por una decadencia superficial basada en el culto lo externo y a la purpurina. Sin embargo, en los momentos de cuerda floja lo que más nos reconforta es lo auténtico. Elijo el equilibrio. No tengo demasiado dinero para psicólogos.

Escribo para no explotar. No es que me importe que vuestras preciosas moquetas se manchen con los restos de mi cerebro ultra-agotado por vuestras tonterías en forma de excentricidad manida. Es que quiero seguir usándolo para dejaos en evidencia.

 

 

 

Hoy será siempre la primera vez

No más de 34 sumarán entre los dos.

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Largos cabellos ella. Largos cabellos él.

Morena y rubio.

Sedosos rostros sonrojados de primeras veces. La pureza debe ser algo muy curtido a su lado, en su mundo de saltos al vacío.

No hay cuestionamientos, hoy será siempre la primera vez.

Ella saca un rotulador del bolso y le dibuja a él un corazón justo en la calita que hay entre el pulgar y el índice.

«Te miro y se me congela hasta el pulso que justo se me acelera cuando pienso, si no te tuviera…».

Él cierra los ojos e intenta continuar dormido el resto del viaje en tren. Ella lo mira de reojo. Y  pausada, nerviosamente, intenta relajarse también.

Sus dedos se rozan y todo va bien. Él sigue soñando en su vagón y ella disimula que piensa en sus cosas.

Pero el ansia de adorarlo le absorbe y se acerca y olfatea su cuello sin dejar huellas, a una distancia milimétrica. Cierra los ojos y aspira la esencia de un ser tan bello. Atrapa con dedos sigilosos el momento y guarda en bocanadas muy pequeñas el infinito de un momento que ni en las historias de su diario hubiese sido tan perfecto. Abre los ojos y lo vuelve a mirar, despacito, muy fuerte. Sus párpados violáceos, su media nariz, sus labios, ahora pausados, que tantas muecas le han dedicado esta tarde en el parque.

La puerta se abre y con ella entra el viento gélido de la primavera holandesa. Él se retrae y ella le sube la cremallera de la sudadera para que no pase frío. Él abre los ojos y sin mirar ambas manos que no suman más de 34 años se juntan y se atrapan. No quiero que nunca acabe ahora. Han llegado a su parada.

*Inspirado en la pareja de semi adolescentes que tenía justo en frente hoy en mi viaje en tren de Amsterdam a Utrecht. Todo  lo que transmitían era hermoso. Y esta era la BSO en mis cascos

Band of Horses – Mirage Rock